Vive en una habitación alquilada. Tiene dos hijos. Lava la ropa y pide a la dueña que le indique un sitio para tenderla. No hay mucho espacio dentro de la casa. Ella le pregunta si puede poner unas cuerdas en el jardín para que se seque pronto la ropa. Vuelve al cuarto y, cuando sale a tender , la dueña y una sirviente ya están colgando las ropitas en cuerdas. Ella se apura pero se siente agradecida y se pone a tender con rapidez para compensar su descuido. Está en una conferencia, la gente permanece en actitud respetuosa, escuchando. Ella se fija en un hombre, y fuera de la sala de conferencias, tienen una relación carnal. Luego entran pero sus cuerpos excesivamente relajados delatan su relación. Un hombre se acerca a ella, parece que le va a pedir explicaciones. Ella le invita a su cama esa noche, pero le advierte que no tiene preservativos, y que deberá llevarlos él. Ella está durmiendo, ve, que la puerta se abre lentamente y ve en el marco la silueta de un hombre algo borrosa. Es él, piensa. Luego le entran dudas , al cerrar la puerta, el cuarto se queda oscuro y no puede ver quien es el que ha entrado a su habitación ¿Quién es? ¿Quién está ahí? Pregunta en voz alta. Ella se asusta y teme que pueda ser alguien que quiera hacerle daño. Son dos hombres los que han entrado y con los dos tiene una relación sexual. Otra vez en la casa está ella con tres hombres. Sienten que se acerca la dueña e intentan disimular su actitud festiva y guardan apresuradamente las cintas eróticas en sus fundas, pero con las prisas, las guardan incorrectamente y cuando la dueña coge una de las fundas para poner una en el video del cuarto de estar para entretener a los niños, los tres hombres y la mujer se dan cuenta de su equivocación y se quedan aturdidos sin saber qué hacer.
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