domingo, 4 de octubre de 2009

SINFONÍA Nº 2 MAHLER

Estremecedora. Caos y orden. Terrorífica como el grito de Munch. Se eleva al cielo para luego caer sumergida en el peor infierno de Dante. Ligera, alada de verde Veronés y negro brillante. Como una caricia a veces, otras, dura e hiriente como el trueno y el rayo simultáneos.

Exigente como el abrazo de un amante hasta poseernos. Llena de perfumes subterráneos. Proyectada al pasado y al futuro como una nave estelar. Aunque lo dice y lo repite parece siempre como si lo dijera por primera vez.

Agotadora, devoradora hasta arrancarme las últimas energías, que luego, liberadas, me conducen al lo mejor de mi misma. A veces, tengo que escucharla bailando, otras, me acuesto temblando con los ojos velados de emoción para no perder su sutileza delicada de tierra húmeda.

Al final, una voz sin sexo se lamenta, interroga y agradece tanta belleza acuática, subterránea. Derrota y triunfo del ave Fénix. Canción de mujer amada, amada, amada. Principio de la muerte y triunfo de la vida. Triunfante. Triunfal.

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